Osteopatía del aparato digestivo

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Hace unos años, dadas mis ganas de leer y aprender nuevos campos de posible actuación de la fisioterapia, compré un ejemplar del libro “Tratado de Osteopatía visceral y medicina interna” de François Ricard. Compré sin haber escuchado ni leído críticas de tal tratado, seducido, supongo por un título que incorporaba las palabras Medicina Interna y por una portada atractiva donde aparece el autor haciendo lo que pretende ser una “manipulación fascial” o algo por el estilo.

Los ejemplares que adquirí corresponden al tomo I y II, dedicados a la patología cardiorespiratoria y digestiva respectivamente. Tengo entendido que existe al menos un tercer libro dedicado al sistema genitourinario y no sé si alguno más.

El libro se podría considerar como un resumen de un tratado de medicina interna convencional que, aunque contiene numerosos errores e imprecisiones, puede ser entretenido para el lector interesado en las secciones dedicadas a anatomía, etiología y exploraciones complementarias de las patologías de las que trata. La cosa cambia cuando pasamos a las secciones de tratamiento, las técnicas tienen ambiciones y efectos de dudosa credibilidad, las indicaciones tampoco son claras y parece  un libro escrito desde la imaginación y un conocimiento superficial de las patologías.

Veamos un pequeñísimo fragmento del tomo 2:

Pág 93:

“Indicaciones de las normalizaciones osteopáticas viscerales del estómago:

1)    Úlcera

Según el grado de evolución, se puede trabajar en el grado inicial sin perforación.

-Con el trabajo osteopático se actúa sobre:

-El neumogástrico para disminuir la secreción gástrica.

-La vascularización local (visceral).

-El sistema ortosimpático para mejorar el peristaltismo.

2) Gastritis.

3) Síndrome dispéptico (disquinesia gastroduodenal)

4) Hernia de hiato.”

 

Nótese aún sin entrar en detalles lo inexacto de todo lo escrito. Da la impresión de que, o bien el autor no entiende lo que escribe, o bien sólo pretende justificar su terapéutica escribiendo un libro con tecnicismos para disfrazar de científico su discurso.

Tomemos ahora las 4 indicaciones que establece para “normalizar” vísceras (¿normalizar?): úlcera, gastritis, síndrome dispéptico y hernia de hiato. En la primera patología nos aclara que sólo podremos intervenir en un grado inicial sin perforación (claro ¡la (sospecha de) perforación es un cuadro que requiere intervención urgente!) dentro de la no-perforación, parece ser que podríamos tratar en cualquier grado de úlcera de estómago, todo para “normalizar”.

Tras la úlcera de estómago no perforada, establece tres indicaciones más. Aquí el autor no nos hace ningún tipo de advertencia, sólo es cuestión de establecer un diagnóstico y ala…¡a normalizar se ha dicho!

Volviendo a la úlcera, el autor escribe sobre supuestos efectos fisiológicos de la intervención (que supongo deben ser las técnicas manuales que describe en otra sección del libro, aparentemente sin relación alguna con este apartado). Probablemente ninguno de los 3 efectos mencionados haya sido observado en estudios que hayan evaluado manipulaciones manuales de osteopatía. No obstante, y sin necesidad de saber si existen estudios o no, debemos ser críticos con lo que los efectos que el autor apunta. Pretende, por un lado, disminuir la secreción gástrica. Supongo que aquí hay que asumir que se trata de la secreción de ácido, que es la que produce úlceras, pero existen otro tipo de secreciones gástricas que protegen de la erosión, por lo que el efecto bien podría ser el aumento de las secreciones protectoras. El autor, consciente o inconscientemente, ignora este dato y directamente nos habla de una disminución en la secreción, sin dar más detalles. Por otro lado pretende aumentar el nivel de parasimpático (u ortosimpático) para estimular (ni siquiera escribe estimular, ¡sino mejorar!)  el peristaltismo. Se puede comprobar que, como poco, las afirmaciones anteriores son excesivamente imprecisas. Nuestras intervenciones no pueden estar justificadas cuando tienen unos puntos débiles tan evidentes, aun siendo inocuas para el paciente (este último punto es discutible y me gustaría dedicarle una entrada en otro momento).

Tras las indicaciones descritas, el autor pasa a una sección denominada “ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y TRATAMIENTO OSTEOPÁTICO DEL TRACTO GASTROINTESTINAL” donde precisamente lo científico brilla por su ausencia, y es que el autor simplemente se dedica a citar autores que hicieron un estudio concreto (que no describe) y tras el cuál se vieron “efectos positivos” (que tampoco cita) del tratamiento osteopáticos. Repitiendo esta estructura escribe unos cuantos párrafos para terminar con uno que resulta absolutamente incomprensible (página 94):

“El propósito de la revisión de Nansel y de Szlazak en 1997 era examinar las bases científicas del fenómeno de la simulación visceral en enfermedades y la presencia de disfunciones somáticas. Una revisión fue conducida sobre 350 artículos que han aparecido en la literatura científica durante los 75 años pasados. A esta fecha no había estudios controlados que establecen la manipulación vertebral o cualquier otra forma de terapia somática representa una estrategia curativa válida para el tratamiento de cualquier enfermedad visceral interna. Se ha establecido firmemente que la disfunción somática es notoria en su capacidad de crear signos y los síntomas que pueden simular (más bien que causar) enfermedades orgánicas internas.”

Para interpretar este párrafo convendría saber qué quiere decir el autor con “disfunción somática” y “terapia somática”. Si el lector hace un esfuerzo parece que lo que el autor quiere transmitir es que la terapia somática no nos vale para tratar enfermedades viscerales. Supongo que la terapia somática no tendrá nada que ver con las terapias expuestas en su libro, ¡pues este párrafo invalidaría todo el libro mismo!